A este gato le gustan las toallas, pero no en la forma en la que le suelen gustar a todos los gatos. Éste no las muerde, ni se arruga encima de ellas, a este le gusta subirse encima de la toalla cuando su dueña la tiene puesta en la cabeza, cuando acaba de salir de la ducha. Exactamente.
Se ve que la chica, cansada de que nadie le creyese, decidió grabar a su felino en acción y cuando el gato de pronto sube sobre su cabeza dice: «Nobody believe me» («nadie me cree»). Hombre, no es que sea difícil de creer, lo difícil es que alguien soporte tener a su gato sobre la cabeza mientras se lava los dientes.
Vía: Cute overload