Por si acaso, que nadie lo repita porque estas cosas no suelen pasar dos veces. Puede que no tengáis la suficiente velocidad y reflejos de este hombre (más bien ni el sabe como lo hizo para librarse por los pelos) pero vosotros podréis terminar con una escayola de cuerpo entero y todos los huesecitos hechos papilla, y con suerte.
Vía: El perro flaco