Luis Piedrahita escenifica a la perfección un monólogo en el que nos demuestra que Dios no existe a través de los juguetes de playa y creanme después de mucho razonar al final es cierto. Nos muestra cosas muy cotidianas que todos sufrimos en ese tono suyo despistado y gracioso, una autentica joya de su paso por El Club de la comedia.
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