Cuando vaya caminando por un parque y decida sentarse en un banco a descansar un rato, percátese de que dicho banco no sea como el que está viendo en la imagen. Más que descansar, la parada puede resultar en lesión.
La brillante idea es de un diseñador llamado Martin Micolausson que se cansó de ver como la gente no se comunicaba entre ella y creó este modelo tan curioso de banco que nos obligase a relacionarnos y hablar con extraños, ya que necesitaremos un acompañante para equilibrarlo. ¿Y si la gente pasa de tí, qué? ¿ Y si no les apetece sentarse en ese momento? Pues hay que fastidiarse y sentarse con el culo casi en el suelo.
Lo dicho, que no le veo yo mucha salida a este invento.