Uno de los temas más utilizados a la hora de crear un monólogo cómico son los familiares y las anécdotas acerca de algún miembro de la familia. Ya sea porque siempre se pueden contar historias divertidas que le sucedieron a nuestros padres, hermanos, primos o cuñados, lo cierto es que hay de todo tipo, duración y atractivo.
Por ejemplo, el cómico Dani Rovira tiene un monólogo muy famoso llamado Mi Familia y Yo. Dura aproximadamente 20 minutos y cuenta diferentes momentos cómicos que le fueron sucediendo mientras crecía o en la actualidad, con sus padres ya más grandes.
¿Por qué se habla tanto de la familia?
Juan Gómez, entrenador de artistas de stand up y cómicos en Mendoza, nos cuenta un poco acerca de la temática de la familia y su utilidad para crear un sketch divertido en un espectáculo unipersonal.
Cuando estamos frente al papel en blanco y queremos empezar a pensar en un monólogo entretenido tenemos que utilizar aquello que tenemos cerca. ¿Qué mejor que tus propias anécdotas divertidas sobre la infancia y la adolescencia? Por supuesto que los monólogos son una exageración, pero lo importante es rescatar elementos de la vida cotidiana para generar un cierto grado de identificación con los oyentes. Cuando una persona detecta una característica parecida en un monólogo es donde se activa la risa.
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No importa si es verdad o mentira, si la exageración es superlativa o mínima, lo que importa es generar empatía en los oyentes. En sus clases Juan intenta que los alumnos se sientan cómodos y practiquen haciendo monólogos propios, nacidos de sus propias experiencias.
Siempre es sencillo copiar lo que hacen otros y darle un toque propio, pero lo más importante para un cómico que realiza stand-up es llegar al público desde su propia personalidad.