Monólogo: Cuñao

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Una de las mayores «putadas» que podemos tener los hombres es tener una novia que está como un cañón, pero que trae consigo al típico familiar que no se despega de ella, por más indirectas que uno pueda soltar.

Para explicarnos esta situación, Jorge Criado «Coke», nos deleitó con un estupendo monólogo donde expone lo mal que se puede llegar a pasar cuando te ocurre una de estas situaciones, hasta tal punto de llegar a pensar en dejar a la novia. A continuación os dejamos el texto para que paséis un buen rato mientras lo léeis.

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Tengo que dejar a mi novia. Si, es duro lo que digo. Pero he de hacerlo. No aguanto más. Y les contare por qué.

Hará unos meses estabas con unos amigos tomando unas copas de noche. Conocí una mujer espectacular. Era preciosa. Morena, ojos verdes, cara de ángel y un cuerpo… bufffff. Madre mía!!! Total que me lo curre como un campeón, y me la ligue. Coño!!! no me miren así. Cuando salgo me arreglo y me visto como un pincel. Y esa noche iba….. Como iba. Llevaba un pedo que no me tenia. Me lié a hablar y hablar hasta que la aturdí del todo y cayó.

Pero resulta que ella no quería un rollo de una noche. Me hizo prometerla una relación. Y señores que iba a hacer. Pues caer. Es que tiene un cuerpazo… bufffff. Eso no se deja escapar así como así.

El fin de semana siguiente quedamos. Ese día si me arreglé. 3 horas tardé. Más que una mujer. Me afeite, duche, perfume… Por perfumar hasta las…. que no veáis que picores, me tuve que duchar otra vez. Con eso os digo todo. Pero bueno, con una mujer tan maciza no se queda todos los días, y menos yo. Esa noche salí mas guapo que el Cuñao en el programa de Jesús Quintero. Habíamos quedado en ir a tomar unas copas tranquilamente. Buen plan, eh. Pero resulta que ella traía acompañante. Y no era una amiga, no. Era su hermano. Como lo oyen. Su hermano. Resulta que acababa de volver de estudiar la carrera en Alemania, y no tenia amigos aquí. Pero coño, que se quede en casa. Es que tengo que sacarlo yo de paseo?

Pensaba que conseguiríamos darle de lado. Pues no. Joder, un tio que ha sacado la carrera de medicina en Alemania, tendrá mucho que contar. Pero no a mi, ostias. Que los bares están llenos de bellas mujeres. Vete a comerla la oreja a alguna de ellas. Y déjame a mi en paz con tu hermana, a ver si la como… la oreja. Pos nada señores. Pero nada de nada. Que así fue la noche, aguantando y aguantando. Encima, solté una indirecta y la niña casi me deja cojo con la patada que me dio. Imaginaros que noche. Pero lo bueno es que no quedó ahí la cosa. En los dos meses que llevamos saliendo todas las noches se repiten. Si, parece una pesadilla, pero siempre salimos con acompañante. Y no es la amiga fea que consigues largar a algún borracho. No. Es un empanadilla incapaz de acercarse a una mujer.

Claro, como el cretino ha pasado tantos años estudiando, solo sabe de mujeres lo que sale en los libros de anatomía. Y no te apetece catarla chaval? Pues coño, acércate a ellas. A ver si yo cato de una vez a tu hermana. Pero nada, el chaval no sabe relacionarse ni con nuestros amigos. Solo habla con nosotros. Una noche, vino una amiga, que es ninfomanía, y el capullo nos sacó de la disco para ir a tomar una tila. Joder, aprovéchala, no te acobardes membrillo. Y su hermana, como ha estado tanto tiempo sin su hermanito, se lo permite todo. Hasta que su novio se tenga que matar… por agradar al cretino.

Llevo dos meses con un pivon que tiene mas curvas que el circuito del Jarama. Y no hemos pasado de besos discretos. Si, discretos, por que encima la da vergüenza delante de su hermano. Pues coño, déjalo en casa. Que me muero por echar… una noche solos.

Por eso he decidido dejarla. Esto es más duro que tener el penthouse edición especial y el servicio ocupado.

Autor: Jorge Criado «Coke»

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