Dejar de fumar / Por Nancho Novo

Vengo aquí con la sudadera y tal… es que estoy intentando llevar una vida sana, ¿saben?, para sentirme bien y he empezado por la sudadera, sí, lo de hacer deporte lo voy a dejar de momento.

Es como el que para dejar de fumar, deja de comprar tabaco. ¡Qué morro! ¿No? Por cierto, es una de las cosas que hace la gente para sentirse bien y estar sano: dejar de fumar. Yo no lo entiendo, o sea, vamos a ver, cuando uno deja de fumar ¿qué pasa? que engorda, le sube la tensión, está de mala leche todo el día, ¿eso es sentirse bien? Vamos yo creo que las autoridades sanitarias deberían advertir que dejar de fumar perjudica seriamente la salud.

No, lo digo por experiencia, porque yo también intenté dejar de fumar. Bueno, quiero decir, más o menos ¿no? porque tenía bronquitis y fui al médico hecho polvo y me dice el médico ¿fuma? y dije: Sí, venga ese cigarrito. Y el tío me mira y dice: no, hombre tiene usted que dejar de fumar. ¿No sabe usted que cada cigarro que se fuma equivale a 5 minutos menos de vida? ¿Y a mí qué? Yo tengo más tiempo libre que el fotógrafo del B.O.E. ¿No sabe usted que cada cigarro que se fuma son 15 miligramos de alquitrán que van a sus pulmones? Pues donaré mi cuerpo al MOPU carreteras cuando muera. Y ya para ver si me convencía dice: ¿no sabe usted que de tanto fumar se puede quedar impotente? ¡Chist! ¡quieto parao! por ahí no paso. Coño, si me quedo impotente ¿cómo me voy a fumar el cigarrito de después del polvo?

Así que me conciencié y decidí dejarlo, lo que pasa es que me quedaba media cajetilla y yo no dejo las cosas a medias. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Empecé a fumar y de repente me acordé del médico y del alquitrán. De repente me vi reencarnado en Nacional VI. Me entró un agobio… con los atascos que se forman ahí todos los años!

Y por si fuera poco llego al curro al día siguiente y me encuentro a Gustavo, el pringao. Y digo dame fuego. Y me dice: no, es que he dejado de fumar. Y como todos los que dejan de fumar te cuenta su vida. «Yo es que fumaba 3 paquetes al día pero una mañana hace 6 meses, me levanté y dije ya no fumo más, y ya no fumé más. ¡Qué par de huevos!

De repente Gustavo el pringao se convierte en tu héroe. Le justificas todas sus pringadeces. Le ves, ahí en su línea, comiendo su bocadillo de caballa en escabeche encima del ordenador, goteando grasa en el scanner, limpiándose la boca con el papel de la impresora y tú dices ¡Joder, qué arte! y luego le ves echando frenadol en la disquetera para quitar los virus y dices, ¡Coño! si Gustavo lo hace por algo será. Un tío que ha dejado de fumar así… Así que yo empecé a echarle clamoxil.

No sé, Gustavo, el pringao se convirtió en mi héroe, mi gurú, mi ídolo. Un día le dije: Gustavo… pringao dime, ¿cómo has hecho para dejar de fumar? y me dice: pues nada. Y me dio un libro que se titulaba. «deje de fumar de la noche a la mañana» que yo pensé: mira que tontería, porque yo mientras duermo no fumo. pero, aún así cogí el libro y empecé a hojeármelo y tal. y digo vamos allá:

Punto 1: elija una fecha señalada para dejar de fumar. ¡Coño! Yo quería dejar de fumar hoy pero hoy no es una fecha señalada. Así que cogí el calendario y vi que la próxima fecha señalada era el miércoles de ceniza… mal día para dejarlo ¿no?

Punto 2: deshágase de todo lo que le recuerde al tabaco. Vale. El mechero, los ceniceros, las cerillas, la taza del váter, el balcón, el sofá, la cama, la tele, me separo de mi chica, del coche… no sé, creo que tendría que matar a Fidel Castro, ¿no?

Punto 3: evite el contacto con los fumadores. Bueno, y ¿con quién hago peña en el curro? ¿con Gustavo el pringao? ¿con quién me voy de marcha? ¿con los niños de San Ildefonso? y no con todos, sospecho…

Punto 4: busque sustitutos al tabaco. Bueno, esto es muy impreciso porque vamos a ver ¿qué quieren? ¿que en vez de meterme un cigarro en la boca me meta otra cosa? Hombre, es que eso es muy relativo… porque puede ser un saxo y ahí tienen a Gautama que toca el saxo para dejar de fumar y fuma como un carretero. O yo que sé… ¿qué quieren? ¿que me meta cigarrillos de chocolate de esos que venden en las pastelerías para los niños? Que digo yo, si son cigarrillos y son de chocolate, ¿no se llamarán porros? Y entonces ¿por qué se los dan a los niños?

Punto 5: Beba mucha agua. Yo al principio pensaba, ¿qué coño tiene que ver el agua con el tabaco? Yo lo que quiero es dejar de fumar, no estar meando todo el día. Pero ahí me di cuenta, lo que quieren es que tengas algo en la mano. Así que me decidí, tomé fuerzas y dije. Dejo de fumar, me convierto en fumador pasivo. por cierto, fumadores pasivos, vale ¡pero que paguen! eso de fumar por el morro…

Total que me encerré en mi casa 2 semanitas con el pitillito este mentolado que venden en las farmacias. Que, por cierto, el pitillito mentolado que venden en las farmacias… eso es como tirarle el hueso de goma al perro o hacértelo con una muñeca hinchable… ya le puedes echar imaginación porque no es lo mismo. Ahí estaba yo con mi cigarrillo de plástico mentolado de la farmacia, bebiendo agua, todo el rato meando… hasta me puse el cuerpo lleno de parches de nicotina, que parecía la rueda pinchada de una bicicleta. Y cuando salgo de casa, digo ¿a dónde voy yo que no me entre ganas de fumar? Y digo ¡coño! me voy al cine a ver una película larga. Y me fui a ver «el abuelo» que dura 3 horas… o por lo menos lo parece. Bueno, por lo menos en esa película curra uno de los actores que más me gustan: Fernando Fernán Gómez. Pero viendo la película me entraron unas ganas de fumar… y me dije ¿qué diría el maestro Fernando de todo esto? ¡Coño! el diría ¡A LA MIERDA! total que dije ¡A LA MIERDA! y me salí del cine y me puse a fumar como un carretero.

Claro, vosotros pensareis ¡joder! eres más inconstante que el pito de un viejo. Pero bueno, no sabéis lo que sabe de bien un cigarrito después de 2 semanas de abstinencia. Pero claro, esto crea un problema, luego llegas al curro y ¿cómo le dices a la peña que has vuelto a fumar? Total que vuelves a la adolescencia: a esconder la cajetilla de tabaco detrás de la cisterna, a comer caramelos mentolados para disimular el aliento, a irte al váter a fumar a escondidas… por cierto ¿a que no sabéis a quién me encontré en el váter del curro fumando como un poseso? ¡A Gustavo, el pringao! Es normal, no os había hablado de otra persona… pero bueno, como decía Vidal Sasson: las cosas que no son ciertas, mentiras son.

Y al final te pillan, entonces te ves en un juicio… con un mal rollo…
– El Estado contra Nacho Novo.
– Es Nancho.
– ¡Que se calle!.
– Pero es que es Nancho.
– Que se calle.
Bueno Preside la Audiencia el honorable juez Winston.
– ¡Joder, ya empezamos!
– Acérquese al estrado a declarar, Nacho Novo.
– Perdón, es Nancho.
– Que se calle.
– Ya, pero es que es Nancho, me llamo Venancio, coño.

Me acerco allí como si fuese Perry Mason y digo. Sí, señor juez sí, señores del jurado: yo soy fumador ¿qué pasa? y me quedé más Nancho que largo. Además, señoría yo fumo por los demás, no por mí. Fumo para hacer un bien a la sociedad, porque si yo no fumase, sería una persona hipertensa, todo el día de mal rollo, de mala leche, cabreado, sería una bomba andante, un peligro público. Vamos, que yo podía entrar a atracar una farmacia en busca de nicorettes. Además, señor juez, ¿usted se imagina este mundo sin tabaco? ¿a Humphrey Bogart con una piruleta de fresa o a Sara Montiel cantando: fumando un cigarrillo de plástico mentolado espero al hombre que yo quiero? No pega señor juez, ni la rima ni la métrica. ¿Y qué me dice de los indios? Seguirían en guerra porque no pueden fumar la pipa de la paz, así señor juez, señores contertulios, me voy a fumar un cigarrito para el pecho, por lo bien que me lo he hecho.

Fuente: El club de la Comedia

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