Buenas noches, quiero hacerles una confesión:
Igual que algunas mujeres fingen el orgasmo… Yo finjo que me gusta el fútbol… Es que a mis amigos les encanta, así es que cuando estoy con ellos, hago como que disfruto… Aunque, sinceramente, no me entero de nada… ¿Que ellos gritan? Yo grito… ¿Que se excitan? Pues me excito. Y si meten gol, me desmadro… Igual que cuando se finge el orgasmo.
Y es que algunos parece que disfrutan más con el fútbol que con el sexo. Tú les oyes y están: «Métela, métela… Así, así, sigue, sigue… ¡Aguantaa! Uyyyyyy…». Así es que pensé… «Si esto es mejor que el sexo, yo lo tengo que probar…». Y decidí hacerme futbolero. Pero no es tan fácil. Por ejemplo, no hay ningún libro que te enseñe a entender el Marca… A ver donde pone que Osasuna no es una ciudad… Y que un «interior izquierda» y un «exterior derecha» no son pisos. O que un extremo derecha no es un facha…
Visto lo visto, llamé a mi amigo y le dije: «Felipe… finjo los goles… Quiero sentir lo que tú sientes…». Y Felipe me dijo: «lo sentirás, te voy a llevar a un partido que vas a flipar». Y me llevó a la final de la Champions League:
Lo primero que me llamó la atención es que si eres futbolero puedes aparcar donde te salga de los cojones: «Oye, Felipe, que estamos en un paso de cebra, tapando una boca de riego y en la salida de emergencia del campo… ¿Y si viene la grúa?». «¿La grúa? Ahí la tienes, atravesada tapando la salida de ambulancias del hospital».
Otra cosa que puedes hacer si eres futbolero es vestirte de mamarracho… Tú vas al fútbol y a nadie le llama atención que te pongas unos cuernos de vikingo, o que te pintes la cara como Braveheart… Incluso puedes ponerte ropa de invierno en verano. ¿Que no? Los futboleros son las únicas personas, aparte de Umbral, que van con bufanda todo el año.
Entonces mi amigo me dijo: «Ahora vamos a ver la llegada de los jugadores, ya verás qué alucine…». efectivamente, aluciné. Vamos a ver: sí estos tíos ganan miles de millones… ¿Por qué coño van en autobús? Joder, yo creo que como mínimo se podrían pillar un taxi, ¿no? Esto sólo pasa en el fútbol, dile tu a Julio Iglesias que vaya en bus y verás dónde te manda…
Cuando entré al estadio, me sentí como en un karaoke gigantesco, porque allí no paran de cantar. Sus canciones favoritas son dos:
Una que dice: [sin cantar] OE [pausa], OE, OE, OÉ [pausa], OE [pausa], OÉ».
Y luego hay otra que dice: [entonándola] «EEEOOO, EEEOOO…». [Pausa] Que yo pensé: «No se puede decir más en menos…». Y de repente empezaron: «Hola fondo Norte… Hola fondo Sur». Y dije: «Ésta me la sé…». «Pasó usted ya por casa, por su casa yo pasé…». Y se quedaron todos mirándome, y les dije: «¿Qué pasa? ¿Que os jode que me la sepa?
Pero lo que más me sorprendió fue cuando cantaron el himno, yo no sabía que el del Real Madrid es un himno musulmán: «Aláh Madrid, Aláh Madrid… Aláh Madrid, Aláh Madrid, Aláh Madrid…».
En ese momento mi amigo Felipe me dijo: «Tío, va a empezar el partido ya, te vas a cagar…». Y empezaron todos a tirar rollos de papel higiénico al campo, que dije «Coño, esto va en serio…». Y entonces salieron los jugadores y yo seguía sin entender nada: cuarenta cámaras alrededor del campo, transmisión vía satélite, pantalla gigante y marcador Jumbotrón… ¿Y cómo deciden quién saca? ¡Tirando un duro al aire! ¡Coño, por lo menos que tiren un euro!
Cuando miré a mi alrededor me di cuenta de que todo el mundo estaba con los cascos puestos… «Pero Felipe, ¿para eso te gastas diez mil pelas, para escuchar la radio?». Y Felipe: «La radio es fundamental, escucha, escucha…». Y me puso los cascos: «Penetración por banda derecha, se acerca al borde del área, centro a la ollaaaaa… ¡Jamónnnn Guijuelo… qué jamónnn! El cuero que se escapa a la izquierda de la defensa, toca Figo, Figo, Figo, Figo, Figo, Figo… ¡Sí señor… un señooor Farias! Pi, pi, pi, pi… ¡Goooool!». Y tú:
– «Pero bueno, Felipe, ¿quién ha marcado, Figo o Farias?».
– «Pero, tío, ¿cómo va a marcar Farias?».
Y dices:
– «Joer, ya he metido la pata otra vez…. Ha debido de marcar Guijuelo».
Y a partir del gol se montó una… Ya no me enteré de nada más… Empezaron a mover banderas, a sonar bocinas, que acojonan, ¿eh? Parece que se te viene un barco encima… Y de repente se me abrazó un señor que no conocía de nada, me dio un puro y empezó a gritarme en la oreja… «¡Campeones, campeones, OE, OE, OE…». Y ya no me soltó… ¡Pero que me daba besos y todo…! Y de pronto empezó todo el mundo: «¡A la fuente, a la fuente!».
Y a la que me di cuenta estaba dentro del agua, de la mano del señor del puro, que parecíamos Los del Río… Intentando subir a un león de La Cibeles… Y cuando estoy arriba veo un montón de tíos a caballo que venían hacia mí… Y digo: «¡Qué bonito! ¡Qué espectáculo! ¡Ahora entiendo esto del fútbol!». Y yo, para seguir la juerga, como ya me sabía la canción empecé: «¡Eh, los del caballo! ¡OE, OE, OE, OE…!».
En la boca. La primera me la dieron en la boca… Y luego ya donde pillaron… Que me bajé de la fuente y le dije al del puro… «Oye, tú haz lo que quieras, yo me voy a mi casa…». Y el tío me dijo «Vale, pero mañana paso a las diez a buscarte, que hay que llevarle la copa a la Virgen…».
Saben lo que les digo… Que ahora que soy un experto, el fútbol me gusta menos que antes. Buenas noches.
Fuente: El club de la Comedia