Erasmus

Saben quién es para mí el tío que más daño ha hecho en el mundo a las
parejas? El señor Erasmus.
 
Sí, el cabrón éste que en cuanto ve que te echas novia, va y le da una beca
para que se vaya a estudiar al extranjero. ¡Qué manía de irse a estudiar
fuera!
 
Un día llega tu novia toda feliz y te dice: –Cariño, ha sucedido algo
maravilloso
.
Y tú, ilusionado: -¿Se van tus padres el fin de semana?
 
-No, mucho mejor: ¡me voy yo un año a Estados Unidos! ¡Me han dado una beca!
 
Y te quedas jodido: -¿A Estados Unidos…?
 
Pero qué se le ha perdido a ésta en Estados Unidos? Y, además, aunque se le
haya perdido algo… con lo grande que es EEUU no lo va a encontrar.
 
Acabas de empezar una relación a distancia. Al principio, os llamáis cada
día. Veinte veces. Esta etapa dura exactamente hasta que tu padre recibe la
primera factura de teléfono.
 
Un consejo: si te vas a echar novia a distancia compra acciones de
Telefónica porque por lo menos algo recuperarás.
 
Así que, a partir de ese momento, ya tienes plan para los domingos por la
tarde: hacer cola en la cabina.
 
Porque siempre hay un tío dentro… Que cuando ya lleva hora y media metido
en la cabina, piensas: «¡Coño!, ¿a ver si este tío es José Luis López
Vázquez
?».
 
Y por fin entras en la cabina, y cuando hablas con tu chica, notas que tiene
la voz cambiada, como si le hubiera salido frenillo.
 
-Ayer fuimos a tomar un chicken y un wopa al Rockefelle senta.
 
Y al salir de la cabina tu amiguete te pregunta: -¿Qué te ha dicho? Y
tú: -No sé qué… de una chica muy guapa sentá en una roca… Para mí que
ésta se ha ido a Lourdes.
 
Y además las conversaciones con ella son muy dolorosas. Porque hay un ligero
contraste: ella no para de contarte cosas superemocionantes: -Pues ayer
estuve en la segunda piscina más grande del mundo.
 
Y tú: -Pues… yo… no. Yo quedé con Emiliano.
 
-Y entre todos los chicos me tiraron desde el trampolín, ¡más brutos!
 
Y aquí ya te cabreas: -¿Ah, sí? Pues ¿te acuerdas de que, cuando te fuiste,
Emiliano sólo llegaba a la ‘ñ’? Pues ahora ya dice el alfabeto entero con
eructos. ¡Ése sí que es bruto!
 
Al principio, todo lo que salga en la tele sobre EEUU te interesa. Da igual
que ella se haya ido a Carbondeil, Illinois, que si hay un incendio en
Alaska, no te lo pierdes,a ver si la ves. Si echan la final de la Super Bowl
la buscas entre el público… 200.000 personas. Bueno, y si sale un
reportaje sobre las peregrinaciones a Lourdes, también la buscas, por si
acaso.
 
El otro medio de comunicación es el correo. Estás todo el día escribiéndole.
Sólo aquel que haya tenido una relación a distancia puede responder a esto:
¿cuántas veces es posible pasar a limpio una carta? Le escribes tanto que
llega un día en que sólo puedes poner: «Hola Carolina te contaría lo que
hice ayer, pero es que ayer estuve todo el día escribiéndote». Y después, a
la hora de mandarla, haces un truco muy cutre: pones un sello normal y luego
escribes a boli «URGENTE», a ver si cuela.
 
Y cuando a ti te llega una carta suya, te pasa algo muy absurdo. ¡No la
quieres leer! Te encierras en tu cuarto. Coges el sobre,lo miras al
trasluz… lo hueles, lo palpas para ver si viene gordito… Esto lo haces
porque sabes que te va a pasar como en un restaurante chino… Que te lo vas
a pasar muy bien leyendo la carta… pero luego seguro que te quedas con
hambre.
 
Al final te decides y lees: «¡No te lo vas a creer! Ayer estuve en la
segunda piscina más grande del mundo. Y los chicos me tiraron desde el
trampolín, ¡más brutos…!». Ése es el problema. Que como habláis tanto por
teléfono, cuando te llegan las cartas, las noticias están desfasadas. Es
como pretender que cada verano te sorprenda la muerte de Chanquete.
 
Pero no importa… Después de leer su carta, te pones romántico y te sales a
la ventana a ver la Luna… y piensas: «Bueno, al menos ahora mismo
estaremos viendo la misma Luna«. Pues tampoco, imbécil. ¿No ves que está en
EEUU? Cuando tú estás mirando la Luna como un gilipollas, ella está
tostándose al sol, en la segunda piscina más grande del mundo.
 
Y así vais tirando, hasta que de repente empiezas a notar que hay un nombre
que se repite con demasiada frecuencia en sus cartas: «He conocido a un
chico de Grecia que se llama Nikolakis…»; «El otro día Nikolakis meinvitó
a cenar musaka…»; «Te va a caer superbién Nikolakis; ¡Ronca igual que tú!»
Y, claro, te vas corriendo a revisar las fotos que te ha mandado, para
intentar descubrir quién es el tal Nikolakis. Y enseguida lo ves. Es el que
le toca el culo en la segunda piscina más grande del mundo. Pero aún así te
engañas a ti mismo: «No, hombre, con el griego éste no se va a enrollar. ¡Ir
a EEUU y enrollarte con un griego es como irte a Lugo a comer paella!».
 
Pues se comió la paella. Con langostino y todo, ¿eh? Yo creo que en España,
además del tren, debería haber otro AVE: «Asociación de Víctimas de
Erasmus»
. El problema es que la sede tendría que tener unas puertas muy
altas.
 
Así que si mañana tu novia te dice que le han dado una beca para estudiar
fuera, que sepas qué vas a ser tú: el segundo cornudo más grande del mundo.

Vía: El club de la Comedia

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