Quien ha dicho que jugar a los bolos no puede ser un deporte de riesgo, si ya de si es difícil derribar todos los bolos, más difícil es romper el techo con la bola, y eso que pesa un huevo.
Pues esto es lo que le pasa a esta pobre jugadora de bolos, que después de la experiencia, dudamos que haya vuelto a jugar otra vez.