No sabía yo que eso de ser «lanzador de tarjetas» fuera una profesión, pero menos todavía sabía que ser «lanzador de tarjetas de negocios» estaba tan cotizado. Si de esas tarjetitas profesionales con el nombre, teléfono y dirección del contacto, de esas que yo siempre he querido dar diciendo: «toma, mi tarjeta», cogiendo la tarjeta por la parte superior con los dedos índice y anular para enseñarla perfectamente y que no haya ningún tipo de duda que te pertenece. Queda muy elegante.
Pues este señor, señorito, joven ha decidido que es mucho mejor lanzarlas que entregarlas en mano. Al menos más divertido es, aunque puede que no gane para demandas por agresión.