Un grupo de monjitas va pasando por delante de San Pedro para entrar
al cielo. Entonces éste le pregunta a la primera, «Hermana Vernica,
¿Ha tocado usted un miembro masculino alguna vez?».
Ella le contesta que sí, pero que sólo lo tocó con un dedito.
«Pues hermana, lávese el dedo aquí en el agua bendita, y luego entra».
A la segunda monja le hace la misma pregunta, y ella le responde que
sí pero sólo con la mano.
«Entonces… Hermana Yaritza, lava la mano en el agua bendita, y
entra.»
De pronto llega corriendo y empujando la hermana Yotsabé y se coloca
al frente de la fila.
«¿Por qué tanto apuro, hija mía?», le pregunta San Pedro.
Y la hermana responde:
«Porque si tengo que hacer gárgaras con esa
agua bendita, quiero hacerlo antes de que la hermana Sonia se lave el
culo».